El otro día tuvimos una charla que nos la dieron unos
voluntarios de Médicos del Mundo. En la “lección”, nos dividieron en cuatro
grupos para hacer una actividad de crear el mayor número de cubos de 6
centímetros de lado. Nos dejaban unos materiales (papel, tijeras, celo, reglas
y lapiceros); pero no todos los grupos tenían el material necesario para poder
fabricar cubos. De modo, que un grupo tenía muchas cartulinas y nada más,
mientras que otro (el nuestro) de todo, así que se tenía que negociar. Por ejemplo,
cambiar cartulinas por un celo. Lo que pasaba es que el grupo que tenía más
material no te lo dejaba.
Tuvimos un cuarto de hora para hacer los cubos, y cuando
hubo terminado ese tiempo, el grupo con menos materiales no había hecho ninguno
(a pesar de sus intentos de negociar y a veces... robar) mientras que los de
más material habíamos hecho seis.
Al final, mi grupo ganó, ya que teníamos más materiales.
Todos imaginamos que eran cada grupo los que tenían que hacer el máximo de
cubos posibles, y que tenía que ganar alguien; pero, nos sorprendimos cuando,
al acabar la actividad, nos dijeron que teníamos que hacer el mayor número de
cubos, pero entre todos los grupos. Así
que, si hubiéramos compartido todos, habríamos hecho muchos más cubos. No
consistía en hacer cubos en grupos, sino entre todos, para que compartiéramos
las cosas.
Luego dejaron a cada portavoz de cada grupo dar su
opinión sobre su grupo y lo que hicimos. Aunque, también, dejaron a algunos
otros alumnos dar sus opiniones.
Al principio, yo no te entendía muy bien a lo que se
referían, pero luego ya lo entendí. Nos explicaron que esto es lo que está
pasando ahora mismo en el mundo. Los de menos materiales representaban a países
pobres como, por ejemplo, algunos situados en África, y los de más material,
países ricos, como, por ejemplo, Estados Unidos. Nos hicieron ver que todos
éramos unos egoístas y solo miramos el beneficio propio. Las profesoras nos
dijeron que este juego trataba de la
mala distribución de los materiales en todo el mundo y que algunos países
tienen más que otros. Fue una actividad
educativa y divertida.
Hemos aprendido que hay que colaborar entre todos para
hacer las cosas mejor. Al no poder usar
nuestros utensilios, nos estaban enseñando a compartir unos con otros. Me ha
encantado hacer esta actividad porque nos ha abierto los ojos de forma
sencilla, y espero que con las siguientes clases, aprenda más del mundo y de
las personas.
Helena Herrera, 2º G; Lauri, 2º F; Mario Pardo, 2º C y
Gonzalo, 2º A